sábado, 7 de noviembre de 2009

Fire

Sabes que quisiera ser yo el combustible que agotara el fuego que nace en la inflamable estepa de tu vientre y que baja por la línea de tu ombligo hasta la pelvis, de manera tal, que fuera sólo a través (y en presencia) de mis manos que existiera -y sólo en ellas- ardiera y se extinguiera ése fuego que amenaza con consumir más allá que sólo el deseo manifiestado en tu piel.


Sin embrago temo -así como tú- que ráfagas de viento provenientes de alguna boca pirómana dispersen el potencial fuego que ahora reposa sólo como una chispa que se enciende a la menor provocación.


No quisiera que tu moral ardiera en segundos para dejarte sólo con cenizas (una vez más).


Un ser flamable como tu, debe atársele para que no ignite, se lastime y consuma mientras va caminando por ahí.

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