domingo, 20 de octubre de 2024

Cuarenta y uno.

Veinte de octubre, dos mil veniticuatro. Domingo. 

Las cosas siguen siendo igual en el mundo de mis letras. Sigo siendo un ente contenido en un cuerpo humano que todavía no sabe sacarle el mejor provecho. Ni al cuerpo, ni a los otros entes contenidos en cuerpos similares. Y es que parece que la vida se trata de sacarle el mejor provecho a los otros entes, y sus cuerpos. A veces parece que de eso se trata este raro tránsito: de sacar ventaja del otro que de por sí ya esta enclaustrado en su corporeidad. Mientras lo intento y también intento encontrarle sentido a todo ésto, he conectado con otros entes que también navegan en éste tiempo y en éste espacio - lo que sea que esa expresión signifique. Éste cuerpo va mostrando, eventualmente, menos propiedades de como lo recuerdo, pero sigue presentando rachas de acné. Ése es un indicador de que hay cosas que siguen funcionando como hace 25 años. Ésta vez, ésas marcas no se quitarán tan fácil. No sé si les de tiempo antes de que éste cuerpo entregue todo de sí.

Existe un ser femenino que me ha ayudado a tenerle más respeto a mi cuerpo, a cultivarlo, a llevarlo al siguiente nivel - cada vez - a pesar de su antigüedad. Ella es un claro ejemplo de que se puede mantener éste cuerpo en condiciones inesperadamente eficientes y funcionales, desafiantes para las expectativas correspondientes a su antigüedad. Su cuerpo tiene tres años más de edad que el mío, y se le ve como de veinte. Ella es un buen ser humano, sabe de disciplina, tenacidad  y lucha.

Hace unos minutos intoxiqué éste cuerpo para desprenderme un poco de sus sensaciones. A veces lo siento lento, me arrastra. Otras veces sólo hace falta estar en compañía de otros seres y musica a alto voúmen para sacar lo mejor de él. ¡Cuántas cosas bellas se experimentan a través de mi cuerpo! El de la humana que me trajo al mundo no está en las mejores condiciones, pero le dieron un ajuste, y ahora le tiene más reconfortada. No como antes - jamás sera como antes - pero se siente bien, según me cuenta.

Hay algunas obligaciones de mantenimiento que debo hacerle a éste cuerpo. Toman tiempo. Consumen tiempo. Todavía no les encuentro lo divertido a ésas actividades, quizá no lo tengan en realidad. Las actividades corpóreas divertidas generalmente son actividades donde se comparten los cuerpos. Pero para ello, hay que darle mantenimiento en solitario. Vaya, qué modo de juego tan demandante de paciencia.

Será mejor que aventaje, quiero compartir mi cuerpo con el de ella, la que me ha enseñado a darle un buen mantenimiento.

Seremos juntos.

De eso me encargo.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Fúbriles (pl.)

Qué raro/interesante*resulta que lo más reciente tenga que ver con mujeres.
triste, también
Sobre todo, porque sigue siendo así.

O a caso -y en un afán de ser más consistente con a la naturaleza que éste blog ha querido llevar- romántico.

Poético.

Patético.

Una maniobra de buena fé, sería puntualizar que no se trata tanto de las mujeres, sino del amor.
¿Listo? ¿Ya le quité lo patético para transformarlo en poético?
Muy probablemente no, no resultaría.

Tampoco se trata de justificarme ante nadie. Aunque todavía conservo la esperanza de que exista cierta audiencia cautiva ahí aufera, la verdad es que mi audiencia principal, o por lo menos la más recurrente, sigo siendo yo. En todo caso la justificación sería ante mí mismo. Pero qué clase de monstruo en casa sería yo mismo si tengo que rendirme cuentas. No cuadra con mi filosofía de cero arrepentimiento, porque estoy en edad de saber lo que hago.

"Lo reciente", que preferí dejar morir antes de poder terminar esta entrada, continúa todavía latente. A veces dormitante, otras medio despierto. Y sigue siendo algo sobre lo que no quiero invertirle energía mientras ello signifique "contaminar" a los demás de malestares y cargas innecesarias. Cada uno tenemos ya suficientes penas que cargar, como para echarnos encima pesares ajenos.

Así que, al final, supongo que ésto es así. Así queda y no merece más emplear tiempo o esfuerzo en ésta entrada, aunque usted, estimado lector, ya no puede hacer nada por recuperar el tiempo que ha empleado en leer éste sinsentido.

Jajaja, ahora ya sabe usted cómo enganchar a algún incauto para robarle timepo irrecuperable, entreteniéndolo en nada. ;)

jueves, 4 de octubre de 2018

DBVL, Oct 2018

Thank you. It is with you, that I love, learn, self aware, unfold, romanticize, discover, understand, assimilate and land.
Towards the end of this episode, it seems the journey is you. The journey which worths the effort, the energy, the devotion and faith. You still are the unexpected: the answer in the whisper, learnt while not thoroughly listened. The constellation hovering over me the whole time, gorgeous and leader only in the deepest dark.
The miracle is you.
//
Gracias por todo. Contigo quiero, aprendo, me descubro, me desenvuelvo, romantizo, descubro, entiendo, asimilo y aterrizo.
Hacia el final de este episodio, parece más bien que el viaje, eres tu. El viaje merece el esfuerzo, la energía, la entrega y la fé. Sigues siendo lo que no esperaba: la respuesta oculta en el murmullo que se comprende sin entender del todo las palabras. La constelación que estuvo siempre sobre mí y que sólo en la oscuridad más profunda luce y me ayuda a ubicarme.
Eres el milagro.

sábado, 22 de julio de 2017

Intersección(es)

Yuxtaposiciones y coincidencias. Conversaciones en lenguas no habladas.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Cofre



Habría querido destapar el cofre de tu pecho, no sólo para saber qué forma tiene aquello que nos gusta creer que habita dentro y le llamamos corazón. Habría sabido, quizá, tomarlo entre mis palabras e ideas y darle un cálido cobijo durante unas semanas.

Ahora sólo puedo imaginarlo como un objeto de luz dorada que en turno, le brinda a mis palabras e ideas ésa cálida luz que alguna vez quise darle.

Así, pues, concluyo que la vida te muestra lo que debiste dar: orotgándolo en turno.

lunes, 11 de enero de 2016

Πανμελις / Πανμελας

Encontré mi refugio en aprehender tu piel.

lunes, 6 de octubre de 2014

roseus

Alegre.

Risueña.

Suavemente enigmática. Como el profundo negro de tus ojos y tu pelo.

Las paredes lisas, tibias, altas. Blancas.
Las columnas, como huesos lijados.
El interior, serio, pero acogedor.

Y sobre el piso de duela oscura, los polígonos ordenados, azul pálido, que la luna dibuja en una de ésas noches hondas, como su silencio.

Entre sábanas ligeras, tu silueta. Curvilínea. Sólida.
Envuelta en sombras negras, los pliegues que tu ropa para dormir, ropa común, convertida improvisadamente en un guiño al erotismo. Tu cuerpo despreocupado y pícaramente tendido, como un guiñapo juguetón. Dispuesto para recibir algún cómplice travieso.

Atendiendo a alguna necesidad que ahora no recuerdo, tuve que levantarme de mi lecho y la única manera de salir, era moviéndome sobre tí. Levitar sobre tu cuerpo él en una especie de acrobacia forzadamente sensual, en la que queriendo y sin querer ponía atención a todo detalle de tu cuerpo: su aroma, su calor, su aura. Su sensualidad.

En un parpadeo, estaba yo recostado junto a tí, mirando ésos ojos grandes ocultos tras unos párpados coronados con pestañas tupidas y largas como la crin de algún caballo jóven. Algunos movimientos después, desnudábate nerviosamente para gustar de las sales de tu cuerpo, de tus cavidades tibias.

Y así, transurrió la noche mientras entre gimoteos y fruncires de cejas, me decías sin palabras: "sigue, no te detengas".