Transtórname
y desordena
mis orbitales
otra vez.
Repárame con
tu azul mágico.
Ése que sintoniza
más allá de los 430 nm.
Devuélveme a
energías que pueda
soportar.
Y róbame tantas
veces quieras a ése
multiverso del que
eres dueña, ama
y señora en el que a
voluntad –y sin querer–
vuelves a armarme y
desarmar.